viernes, 13 de noviembre de 2009

Seguimos con la tarea...


Ilustraré esta entrada poniendo como ejemplo de figura obsesiva a la del profesor de Sociales. Ha decidido impartir la Lección 3 del libro: Las formas de la Tierra en dos semanas. Con gripe A y sin gripe A, esto me lo liquido yo en un plis plás. ¡Es lo que toca! Son 22 páginas que contienen todo el relieve del mundo (no sé si ustedes recuerdan la de accidentes físicos que hay en el mundo...). A renglón seguido hago el examen, pongo mis notas y si media clase suspende "es porque los niños no hacen nada". ¡POR FAVOR, MESURA, TIEMPO..!

La respuesta de muchos compañeros/as a mis quejas es la siguiente: "pues de chicos/as, nosotros/as nos teníamos que aprender todos los ríos del mundo y no pasaba nada". Pero nosotros pensamos, junto con otros expertos en la materia, que podemos enseñar este tema parándonos a programar de verdad y echándole una poquita de sensatez y de creatividad al asunto.

A manera de ejemplo, me plantearía si verdaderamente me importa que mis alumnos y alumnas se sepan todas las montañas, llanuras, islas, penínsulas, golfos, océanos, mares, ríos y lagos de la Tierra. Si es así, a lo mejor podría dosificar la información e impartirla a lo largo de un trimestre, trabajando mapas mundi de Europa y de España, durante un día a la semana en clase. Entre medio intercalaría otros temas sin que se me venga EL MUNDO abajo. Con esta pequeñísima variante temporal, a lo mejor conseguiría que mis alumnos y alumnas estuviesen encantados de descubrir el Cañón del Colorado o el Delta del Ebro (esto supone previamente haberse molestado en buscar por Internet) y proyectárselo en una gran pantalla enseñandoles los hermosos rincones de la Tierra que pisamos. A esto también se le llama hacer esfuerzo, Sr. profesor.


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