jueves, 10 de diciembre de 2009

Profesores de nuestros hijos.

Vivimos otros tiempos, está claro. Las madres y los padres nos estamos convirtiendo en profesores de nuestros hijos. Acabo de hablar con una tía de Barcelona y me cuenta que mi prima que tiene una hija de 11 años y un hijo de 9, los dos son licenciados (economista y abogado) y funcionarios de Ayuntamiento, están en la misma situación que nosotros, es decir entregados a LA CAUSA DE LA ENSEÑANZA. Deberes y más deberes hasta las tantas; exámenes y más exámenes...

No sé lo que está pasando con los profesores me dice. Mi sobrina tiene tres hijas y no sabe donde acudir menos mal que mi hermana (profesora jubilada) le ayuda con la mayor...¡Esto es de locos!...¡Esto es de locos!

Una compañera de inglés que tiene tres hijos está entrando de nuevo en depresión, desbordada por las materias que tiene que impartir por las tardes en su casa."Me paso las horas de mesa en mesa" me dice "Y la ropa de verano sin cambiar, en los armarios". Ha tenido que pedir ayuda sicológica porque ya no puede más.

La semana pasada en Delegación (fuí a entregar el concurso de traslado de mi marido) me encontré en la cola a una antigua compañera de Instituto que hacía doce años que no veía. Nos pusimos al día del transcurso de estos años y le comenté:"Figuráte, las tardes muy entretenida pues tengo un niño en primero de la ESO" y a renglón seguido le cuento por encima mis tardes. Una señora (profesora) que me estaba escuchando intervino en la conversación diciéndome: "Así estoy yo con mi hijo y cursa ya cuarto de la ESO. Está en tal instituto que tiene más nivel que en el que yo estoy y no puedo soltarlo. Soy una esclava de él". Con tono de desespero prosiguió: "No sé si dejarlo sólo que se estrelle de una vez por todas, a ver si espabila". Mi respuesta a su comentario fue la siguiente: "Pues yo no pienso dejarlo. Prefiero que vaya cogiendo una base firme para que de este modo pueda enfrentarse a estudios posteriores con éxito. Al acercarse su marido (profesor también) que estaba por allí también le refirió: "Esta señora está como yo con nuestro hijo."

Tengo que añadir que al esfuerzo intelectual y la inversión de tiempo que le dedicamos mi marido y yo, tenemos que sumarle el esfuerzo emocional que ello nos conlleva. En momentos de agotamiento nos decimos que ya le veremos los frutos más adelante y nos consolamos diciéndonos: "Como todo lo que nos ha ocurrido a lo largo de nuestras vidas."

Tenemos un niño muy espabilado, vital, colaborador, curioso, sin ninguna dificultad de aprendizaje y para nada flojo pero, por mi parte, no me da verguënza confesarlo, tengo que calmar casi a diario un discurso interno que me culpabiliza recriminándome y diciéndome que no lo estoy haciendo bien: "El niño debería ser más autónomo, tendría que tener más capacidad de organizarse, etc..."

A mi culpa debo sumarle el comentario sarcástico de generaciones anteriores padres y madres de familia numerosa (padre, madre, tíos, etc...): "Y eso que sólo tienes uno. Si hubiese tenido cinco como tu madre."

Y digo yo: ¿Es que todas las madres de ahora somos más torpes que las de generaciones anteriores?.

NO, NO y NO . ¡Tan sólo estamos viviendo nuevos tiempos! ¡Y si aquellos fueron difíciles, estos no lo son menos! Además de ser madres nutrientes, tenemos que ser intelectuales o tener una culturilla básica más que decente para llegar a impartir una ESO. Entre las muchas cualidades que se le exige de una madre de hoy está la de saber hacer resuménes y esquemas de "Cono"y si a esto le añaden ustedes algunos que otros conocimientos de didácticas su hijo o hija irá para adelante.

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